Podemos tomar como ejemplo de una persona que se
derrumba en alcanzar el éxito, después de luchar por ella con la energía
de una sola mente, la figura de Lady Macbeth de Shakespeare. De
antemano no hay duda, ninguna señal de ningún conflicto interno en ella,
ningún esfuerzo, sino el de superar los escrúpulos de su marido oferta
de mente ambiciosa y, sin embargo. Ella está dispuesta a sacrificar
incluso su feminidad a su intención asesina, sin reflexionar sobre el
papel decisivo que deben desempeñar esta feminidad cuando la pregunta se
plantea después de preservar el objetivo de su ambición, que se ha
logrado a través de un crimen.En la escena del banquete, ella sola
mantiene a la cabeza, ante el estado de su marido de confusión y
encuentra un pretexto para justificarlo ante a los invitados. Y luego
desaparece de la vista. Ya en la próxima escena del sonambulismo se la
ve atormentada, fijada a las impresiones de la noche del asesinato. Una
vez más, como entonces, busca el corazón en su marido, pero esté la
abandona.
Ella se lava las manos, que están llenos de sangre y
olor de la sangre, y es consciente de la inutilidad del intento. Ella,
que había parecido tan implacable parece haber sido agobiada por el
remordimiento. Cuando ella muere, Macbeth, que mientras tanto se ha
convertido en tan inexorable como lo había sido en un principio, sólo se
puede encontrar un epitafio escrito para ella.
Y ahora nos preguntamos qué fue lo que rompió este
personaje que parecía forjado del metal más duro? ¿Es sólo la desilusión
- el aspecto diferentes demostrado por el hecho consumado y hemos de
deducir que, incluso en Lady Macbeth una suave y femenina naturaleza
originalmente se había trabajado hasta una concentración y un grado de
tensión tan intenso que no iba a poder soportar por mucho tiempo, o
deberíamos buscar los signos de una motivación más profunda que la
llevara a éste colapso más humanamente inteligible para nosotros?
Sigmund Freud
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